La parte interna del implante coclear está diseñada para que dure toda la vida sin la necesidad de cambiarla. Las partes externas requieren de mantenimiento y, por lo general, hay que cambiar entre los siete y los diez años después de comenzar su uso.

En caso de que la persona implantada lo desee, puede quitárselo. Si en el mercado aparece un implante con mayores beneficios, basta con cambiar el procesador, es decir, la parte externa.

La técnica de esta cirugía está diseñada para que no sea necesario quitar el implante cuando los niños crecen. El crecimiento de la cabeza no afecta el implante coclear, así como tampoco lo afecta el crecimiento de la distancia entre el oído externo y la parte en la que se coloca el receptor. Esta parte crece hasta los tres años de edad y desde entonces aumenta solo unos milímetros. Por otro lado, el oído interno está formado desde el nacimiento.

No necesariamente. Los electrodos que usamos están diseñados para preservar la audición residual, pero no siempre se logra. Parte de la atención a cada caso, es comentar las posibilidades antes de la cirugía.

Lo ideal es escuchar con ambos oídos. Por eso, cuando ambos oídos estarían mejor con un implante, sugerimos implantar ambos. Esto permite localizar el origen de los sonidos y escuchar mejor en ambientes ruidosos.

En 1957 se estimularon electrónicamente las fibras nerviosas auditivas por los doctores Djourno y Eyries. El primer programa de implante coclear monocanal se inició en 1973 por House. Desde entonces se han desarrollado distintos tipos de prótesis cocleares y muchos grupos de investigación empezaron a trabajar en mejorarlas. Poco a poco fueron apareciendo implantes extracocleares, intracocleares, de uno o varios electrodos, digitales, analógicos, entre otros. En México la primera cirugía para implante coclear se llevó a cabo en 1987. En ese mismo año se inició el programa de Amaoír, antes que cualquier otro en el país.

Debido a que la elección de implante puede variar según el diagnóstico, lo mejor será el que el médico y equipo multidisciplinario recomienden para cada caso caso en particular.

El porcentaje de implantes que se han descompuesto tras meses o años de uso es muy bajo. Esto se debe a que los aparatos pasan por un altísimo control de calidad.

El implante de tallo cerebral se hace en personas que tienen hipoacusia causada por tumores en los nervios auditivos o ausencia de nervios cocleares, mientras que el implante coclear se utiliza cuando sí hay nervio coclear. El de tallo no funciona igual, porque no se sabe qué parte del tallo cerebral debe estimularse para cada frecuencia, lo que ocasiona que el resultado sea muy inferior.

No. Incluso se reduce un poco la frecuencia de las otitis en los niños implantados debido a que se les hace una mastoidectomía que les abre más espacio, lo cual genera una reserva de aire que protege contra la otitis.

El implante influye positivamente y de forma notoria en la conducta: cuando una persona empieza a oír, mejora su interacción con el entorno.

No importa qué marca se use: todas son igual de buenas.  Sugerimos usar la que recomiende el centro en el que estás siendo atendido.

Un implante coclear está indicado cuando un auxiliar auditivo no está dando el beneficio necesario para que el usuario entienda el lenguaje hablado sin tener que leer labios. También lo indicamos cuando los estudios muestran que este daría un mejor resultado que el que ofrecen los auxiliares.

Mientras el estado físico del paciente lo permita, es posible colocar un implante coclear. No hay una edad máxima. Sin embargo, debemos recordar que mientras menos tiempo pase entre la pérdida de la audición y la colocación del implante, es mejor. Una persona que perdió la audición entre los 75 años y a los 76 se quiere implantar, podría hacerlo estando en buenas condiciones.

No se puede implantar cuando hay factores médicos que impidan la cirugía o cuando los resultados de los estudios y las características de la pérdida indican que el resultado no será favorable. La presencia de otras discapacidades no es por sí sola razón para negar un implante.

Depende de cada caso, pero comúnmente algunos de los siguientes: audiometría, tomografía computada, pruebas de discriminación auditiva, antecedentes de terapia auditiva y uso de auxiliares, valoraciones psicológicas, evaluaciones neurológicas, evaluaciones pediátricas y evaluaciones de medicina interna.

Debes acudir a un centro reconocido de implante coclear. Algunos son dirigidos por audiólogos y otros por otorrinolaringólogos, aunque siempre trabajan en conjunto ambos especialistas. Nuestro equipo en el Instituto Mexicano de Otología y Neurotología es el pionero en México y el que cuenta con mayor experiencia. En nuestro equipo están los doctores Gonzalo Corvera, Miguel García De la Cruz, Cecilia Espinosa Arce y nuestra fonoaudióloga Mariana López-Seco.

No hay rechazo en ningún caso documentado, hay algunos casos extremadamente raros (menos de 1 en 10,000) de alergia a los componentes. Existen casos de infección tardía, a veces años después de la cirugía, que se tratan médicamente en la mayoría de los casos pero ocasionalmente pueden causar la pérdida del implante.

Tras este tipo de cirugía el dolor es muy leve, sobre todo en niños y niñas. En algunos casos estos no requieren analgésico. En adultos tiende a haber un poco más de dolor.

Es posible que se presente mareo. Cuando es así, generalmente solo dura unos días.

Puede haber mareo a corto o largo plazo, especialmente en adultos. Es difícil determinar si es por el implante o por la enfermedad del oído en sí.

La duración depende del caso. Generalmente dura entre dos y cuatro horas.

No. Se debe hacer con anestesia general.

Con base en los estudios audiométricos y de imagen, el equipo multidisciplinario determina si algún oído puede dar mejor resultado. Si los dos oídos presentan un grado de pérdida que no amerita, recomendamos implantar ambos.

Todas las partes externas del implante (cables, micrófonos, etc.) necesitan mantenimiento.

Por lo general cuando se compra un implante coclear incluye un seguro de tres años para la parte externa que cubre casi todas las fallas. Las políticas específicas dependen de la marca. Después de esos 3 años, se deben adquirir pólizas de mantenimiento que extienden la cobertura.

Sí, pero se deben tomar algunas precauciones: evitar un golpe fuerte directo sobre el implante, cuidar del agua las partes externas del implante, no realizar deportes de alto impacto (con o sin la parte externa) y prevenir la fricción con plásticos rígidos puesto que esto genera electricidad estática.

Hay que tener los mismos cuidados que con los auxiliares auditivos. Las partes externas del implante no se deben mojar a menos que sea un procesador resistente al agua, lo cual se recomienda sobre todo a personas que viven en países tropicales. También es necesario evitar la electricidad estática puesto que puede desprogramar el procesador o, en el peor de los casos, descomponerlo. Y es importante tomar en cuenta que una persona implantada provoca que suenen los detectores de metales, por eso cuando se va a pasar por uno es importante avisar y tener a la mano el certificado. Sin embargo, la persona puede realizar cualquier actividad de bajo impacto.

Es necesario cuidar la parte externa de golpes, agua y suciedad. Además se debe evitar que los cables se doblen.

Es un ajuste que se le hace al implante para que produzca la mejor audición posible y los ruidos no molesten. La calibración es variable, porque el cuerpo cambia y hay que ajustar periódicamente los niveles y las estrategias de programación.

Recomendamos hacer la primera calibración un mes después de la cirugía. Durante el primer año, se debe calcular aproximadamente cinco veces más. Posteriormente se realiza una o dos veces al año. En casos de niños debe hacerse al menos dos veces al año hasta que tengan la edad de poder expresar que no les gusta cómo está sonando el implante.

A pesar de que el implante hace sonar los detectores de metal al pasar, este no sufre ningún daño. Las normas internacionales establecen que todas las personas portadoras de implantes médicos deben ser revisadas manualmente, por lo que se recomienda portar la tarjeta de identificación que certifica que se tiene un implante coclear.

Evitamos las molestias activando el implante en un proceso gradual, de tal forma que la sensación nunca sea incómoda. Al principio puede ser desconcertante, pero poco a poco pasa a ser agradable y hasta maravilloso.

No. Antes se debe conectar la parte externa del implante, lo cual no se hace inmediatamente después porque hay una inflamación que no permite que se transmita la información de manera adecuada. Después de la activación se comienza a escuchar y, poco a poco, a comprender lo que se escucha.

Por lo general sí, ya que siempre es mejor escuchar con ambos oídos. Aunque del lado no implantado se escuche poco, le ayudará a localizar el origen de los sonidos y a comprender mejor en ambientes ruidosos.

Con dos implantes es posible saber de dónde viene el sonido. Con un solo implante, no.